Caminos y laberintos

Cuando miro atrás veo un laberinto tortuoso en el que me he perdido muchas veces. Este sendero selvático es uno de mis atajos para salir del laberinto. Me sumerge en el verde intenso, curativo y cicatrizante, y me deja a los pies de mi amigo el árbol, para que mi mente descanse (¡por fin!) bajo su sombra. 


La primera vez que recorrí este sendero, dieciocho veranos atrás, Iztok me llevaba a conocer el centro histórico de Ljubljana. Años después, descubrí que también es un tramo del Camino de Santiago que fluye desde los Alpes Julianos hacia el Adriático. Cuando fuimos a Santiago de Compostela, bromeaba con Iztok que, entre tantas idas y venidas por este sendero, podríamos contabilizar unos cuantos kilómetros del Camino, a pesar de haber llegado en avión desde Barcelona. 

Hace más de mil años, mucho antes de que se recuperara la bella tradición de peregrinar a Compostela como una forma de turismo cultural, abierto a gentes de otros continentes, de creencias o sensibilidades diversas, el Camino empezaba en cualquier punto de Europa donde alguien echaba a andar hacia la supuesta tumba del Apóstol. Todos los caminos llevaban a Santiago de Compostela. Así se inventó Occidente. 

Los peregrinos de antaño dejaban atrás hogar y familia, con mucha incertidumbre, y se unían a un pequeño grupo formado a los pies de uno de tantos templos consagrados al santo (Iacobus, Jakobus, Jacobo, Jakob, Jacques, Iago, Giacomo, Jaime, Jaume, James...) en cualquier ciudad europea. Cuántos pudieron escapar de una vida asfixiante, de la servidumbre o de la guerra, con la bendición y el apoyo de la Iglesia. Entre los que jamás regresaron a su lugar de origen, algunos murieron en el Camino, pero seguramente muchísimos más se inventaron una nueva vida, descubriendo una vocación religiosa o cambiando de profesión. El Camino fue también una ruta que transitaron innumerables artistas y maestros que innovaron las artes y la arquitectura. Así se construyó Europa.

A lo largo de siglos, muchos peregrinos han conseguido salir del laberinto a través del Camino de Santiago. 

Este verano, he buscado otras salidas del laberinto entre las páginas de dos libros, dos ensayos escritos, respectivamente, por Robin Wall Kimmerer, bióloga y profesora universitaria, y por Satish Kumar, pensador y activista por la paz. Las propuestas de ambos son muchísimo más ambiciosas que los atajos que nos buscamos algunos, y por supuesto más realistas, ya que se dirigen a la raíz de la sinrazón de nuestro mundo, y nos ayudarían a todos, al conjunto de la Humanidad, a desmontar el tremendo laberinto que ha creado nuestra civilización, al que sucesivas ideologías –a cuál más perversa– han ido añadiendo un sinfín de ramales retorcidos sin salida.

Robin Wall Kimmerer y Satish Kumar coinciden plenamente en el diagnóstico de los males que aquejan a la Humanidad y condenan a la Tierra, y en nuestro gran reto colectivo, «la aventura esencial de nuestro tiempo», en palabras de Joanna Macy, «pasar de la sociedad de crecimiento industrial a una civilización capaz de dar sustento a la vida». La educación es la clave, ¡cómo no!

El título de Satish Kumar, Amor radical, contiene el mensaje común que nos han legado los grandes maestros espirituales del pasado y señala el camino que debemos emprender juntos: «Si queremos crear un nuevo paradigma -una nueva economía-, una civilización en la que los seres humanos y la Naturaleza puedan vivir en armonía, tenemos que empezar por crear un nuevo tipo de educación basada en el principio de la diversidad. Mientras aprendemos, ciencias, matemáticas, historia y geografía en escuelas y universidades también tenemos que aprender a amar la diversidad de la Naturaleza y la diversidad de las personas. Aprender a amar la diversidad y a ser compasivos es tan fundamental para la vida como aprender de dónde venimos y adónde vamos. Desde una edad temprana, debemos celebrar la biodiversidad y la diversidad cultural de nuestro precioso planeta Tierra.»

En su libro Una trenza de hierba sagrada, Robin Wall Kimmerer recoge y comenta el «Mensaje de Gratitud»*, que los onondagas (tribu de la Confederación Haudenosaunee o iroquesa) llaman «Palabras Que Van Antes Que Todo Lo Demás» y que los niños y adolescentes de este pueblo norteamericano recitan en el atrio de su centro educativo antes de empezar la semana escolar. «En una sociedad consumista, estar satisfecho con lo que se tiene supone una propuesta radical. Reconocer la propia abundancia, en lugar de la escasez, mina los principios de una economía que crece gracias a la generación de deseos irrealizables. La gratitud cultiva una ética de la plenitud, mientras que la economía requiere de vacío. El Mensaje de Gratitud nos recuerda que ya tenemos cuanto necesitamos. La gratitud no provoca la necesidad de adquirir más cosas para sentirse realizado; es un obsequio, no un bien, que subvierte los cimientos de toda la economía».

«¿Qué pasaría si nuestra educación se basara en la gratitud, si pudiéramos conversar con el mundo natural como miembros de una democracia de especies, fieles a la interdependencia?» dice la profesora Kimmerer. «El Mensaje de Gratitud transmite nuestros respetos hacia los parientes no humanos; no hacia una entidad política, sino hacia la totalidad de la vida. ¿Qué ocurriría con el nacionalismo y con las fronteras políticas si la lealtad se dirigiera hacia los vientos y las aguas, que no conocen fronteras, que no pueden comprarse ni venderse?» 

«Las palabras son sencillas, pero en el arte de ensamblarlas se transforman en afirmación de soberanía, estructura política, declaración de responsabilidades, modelo educativo, árbol genealógico, inventario científico de servicios ecosistémicos. Resulta, así, un poderoso documento político, contrato social y código ético, todo en uno. Aunque antes que cualquier cosa, es el credo de una cultura basada en la gratitud.»

Adjunto el «Mensaje de Gratitud», esperando que otros lo lean, lo copien y lo compartan. Tal como dice la profesora Kimmerer en su libro, son un obsequio de los haudenosaunees al mundo. 


Mensaje de Gratitud

Hoy estamos reunidos y observamos los rostros que nos rodean y vemos que los ciclos de la vida continúan. Se nos ha encargado el deber de vivir en equilibrio y armonía con los demás y con el resto de las criaturas. Unimos nuestras mentes en una sola y nos saludamos y nos decimos gracias como un solo Pueblo. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Damos gracias a nuestra Madre, la Tierra, pues ella nos ofrece todo lo que es necesario para la vida. Sostiene nuestros pies al caminar. Nos alegramos de que siga cuidando de nosotros, como ha hecho desde el principio de los tiempos. A nuestra Madre le enviamos agradecimiento, amor y respeto. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Damos gracias a todas las Aguas del mundo por saciar nuestra sed, por reponer nuestras fuerzas y traer vida a todas las criaturas. Conocemos su poder en muchas formas: cascadas y lluvias, nieblas y arroyos, ríos y océanos, nieve y hielo. Agradecemos que todas las Aguas estén aún aquí, que no abandonen su responsabilidad con el resto de la Creación. ¿Podemos todos decir que el Agua es importante para la vida y unir nuestras mentes en una sola y saludar y darle las gracias al Agua? Ahora nuestras mentes son una sola. 

Pensamos en todos los peces en el agua. Se los encomendó limpiar y purificar el agua. También se nos dan en forma de alimento. Agradecemos que sigan cumpliendo con sus deberes y saludamos y les damos gracias a los peces. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Nos fijamos ahora en los vastos campos de las Plantas. Adondequiera que miremos, vemos las Plantas crecer y obrar mil maravillas. Mantienen la vida en sus múltiples formas. Con nuestras mentes unidas, les damos gracias y deseamos que las generaciones futuras sigan viendo a las Plantas. Ahora nuestras mentes son una sola.   

Cuando miramos a nuestro alrededor, vemos que los Frutos están aún aquí, ofreciéndonos deliciosos alimentos. El líder de los frutos es la fresa, la primera que madura cada primavera. ¿Podemos todos decir que los Frutos nos acompañan en el mundo y enviarles agradecimiento, amor y respeto a los Frutos? Ahora nuestras mentes son una sola. 

Con una sola mente, honramos y agradecemos a todas las Plantas Comestibles del huerto, en especial a las Tres Hermanas que tan generosa y abundantemente alimentan a la gente. Desde el comienzo de los tiempos, los cereales, las verduras, las hortalizas y las frutas han permitido que las personas sobrevivieran. De ellas también obtienen su fuerza muchas otras criaturas. En la mente tenemos a todas las Plantas Comestibles y las saludamos y les damos las gracias. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Nos fijamos ahora en las Hierbas Medicinales del mundo. Desde el principio se les encomendó que nos libraran de las enfermedades. Están siempre disponibles, listas para sanarnos. Nos alegramos de que sigan con nosotros aquellos que aún recuerdan cómo utilizar las plantas curativas. Con una sola mente, les enviamos agradecimiento, amor y respeto a las Medicinas y a los guardianes de las Medicinas. Ahora nuestras mentes son una sola. 

A nuestro alrededor se yerguen todos los Árboles. La Tierra tiene muchas familias de Árboles y cada una de ellas recibió instrucciones y usos diversos. Algunas dan abrigo y sombra; otras, frutos y hermosura y múltiples dones de gran utilidad. El Arce es el líder de los Árboles, reconocemos que nos entrega el azúcar cuando la Gente más lo necesita. Muchos pueblos del mundo tienen el Árbol como símbolo de paz y fuerza. Con una sola mente saludamos y damos las gracias a los Árboles. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Unimos nuestras mentes para saludar y dar las gracias a todos los hermosos Animales del mundo, que caminan con nosotros. De ellos aprendemos muchas cosas. Agradecemos que sigan compartiendo sus vidas con nosotros y esperamos que siempre lo hagan. Unimos nuestras mentes para darles las gracias a los Animales. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Unimos nuestras mentes y damos las gracias a las Aves que se mueven y vuelan sobre nuestras cabezas. El Creador les hizo obsequio de la hermosura del canto. Cada mañana saludan el día y con sus canciones nos recuerdan que debemos disfrutar y apreciar la vida. El Águila es líder de las Aves y vela por el resto del mundo. A todas las Aves, de las más pequeñas a las más grandes, les enviamos un saludo alegre y les damos las gracias. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Todos damos las gracias a los poderes de los Cuatro Vientos. Escuchamos sus voces cuando se mueven, cuando refrescan y purifican el aire que respiramos. Ayudan a la llegada de las estaciones. De las cuatro direcciones vienen, traen mensajes, nos dan fuerzas. Con una sola mente saludamos y les damos las gracias a los Cuatro Vientos. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Miramos ahora hacia el oeste, donde viven nuestros Abuelos, los Seres del Trueno. Con rayos y truenos nos traen el agua que renueva la vida. Unimos nuestras mentes para saludar y darles las gracias a nuestros Abuelos, los Tronantes.  

Ahora saludamos y damos las gracias a nuestro Hermano mayor, el Sol. Cada día sin falta viaja por el cielo, de este a oeste, trayendo la luz de un nuevo día. Es el manantial de todos los fuegos de la vida. Con una sola mente, saludamos y damos las gracias a nuestro Hermano, el Sol. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Unimos nuestras mentes y damos las gracias a nuestra más anciana Abuela, la Luna, que brilla en el cielo nocturno. Es la primera de las mujeres de todo el mundo y gobierna el movimiento de las mareas del océano. Por los cambios en su rostro medimos el tiempo y es ella quien vigila la llegada de los niños a la Tierra. Pongamos toda nuestra gratitud a la Luna en un gran montón y lancémoslo con júbilo hacia el cielo nocturno que ella conoce. Con una sola mente, saludamos y damos las gracias a nuestra Abuela, la Luna.  

Les damos las gracias a las Estrellas repartidas como joyas por el cielo. Las vemos de noche, ayudando a la Luna a iluminar la oscuridad y trayendo el rocío a los jardines y a todo lo que crece. Si viajamos de noche, nos guían de vuelta al hogar. Con nuestras mentes unidas, saludamos y les damos las gracias a las Estrellas. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Unimos nuestras mentes para saludar y dar las gracias a los Maestros, portadores de luz, que nos han ayudado siempre a lo largo de los años. Cuando olvidamos cómo vivir en armonía, ellos nos recuerdan las instrucciones recibidas. Con una sola mente, saludamos y damos las gracias a esos Maestros que nos acompañan. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Pensamos ahora en el Creador, o Gran Espíritu, y lo saludamos y le damos las gracias por todos los dones de la Creación. Aquí, en la Madre Tierra, está todo lo necesario para vivir una buena vida. Por todo el amor que aún hay a nuestro alrededor unimos nuestras mentes en una sola y le enviamos nuestro saludo y nuestro más sincero y libre agradecimiento al Creador. Ahora nuestras mentes son una sola. 

Hemos llegado ahora al lugar en que concluye nuestro Mensaje. De todas las cosas que hemos nombrado, no ha sido nuestra intención dejar nada fuera. Si algo olvidamos, que cada individuo lo salude y le dé las gracias como crea mejor. Ahora nuestras mentes son una sola. 


*El texto incluido en Una trenza de hierba sagrada de Robin Wall Kimmerer, traducido al castellano por David Muñoz Mateos y editado por Capitán Swing (2021), corresponde a la versión de John Stokes y Kanawahientun.